Coche movido por el petróleo

Así presentaba el vehículo en 1891 un periódico de la época (La ilustración artística)
El coche se compone de un armazón de tubos de acero batidos y sin soldadura y reunidos por medio
de piezas de varias formas, también de acero fundido o estampado: este armazón, en donde están colocados el motor, el mecanismo y los asientos, va suspendido sobre muelles fijos en el coche. Las ruedas motrices giran alrededor de dos pezones de eje y sus cubos tienen dos engranajes de cadena que reciben su movimiento de dos ruedas correspondientes ajustadas a un árbol de transmisión. Este lleva un movimiento diferencial destinado como en los triciclos ordinarios a hacer independientes las dos ruedas motrices. Las dos ruedas directoras están colocadas en la parte anterior del vehículo. El coche puede evolucionar sobre sí mismo describiendo una curva de tres metros de radio. Las llantas de las cuatro ruedas de acero están provistas de una guarnición de caucho.
Cuatro personas pueden ir sentadas en el coche: la que hace las veces de cochero se sienta a la derecha, teniendo al alcance de su mano el guión director, la palanca del freno, la del cambio de marcha, la manivela de la espita de admisión del gas, la empuñadura que gobierna la marcha hacia atrás y, debajo el pie, el pedal con que se interrumpe la comunicación entre las piezas de la máquina que se comunican el movimiento entre sí.
El motor, cuya fuerza es de dos caballos de vapor, está alimentado por gasolina ó esencia de petróleo,
contenida en un recipiente llamado carburador, donde se volatiliza para penetrar luego en forma de gas en los cilindros de la máquina, produciéndose las explosiones por medio de dos mecheros con dedos de platino encerrados en una caja de hierro a manera de linterna.
La velocidad invariable del motor es de unas 550 vueltas por minuto; su potencia, también invariable,
de dos caballos de vapor basta para lograr en un camino liso y sin pendientes una velocidad de 18 kilómetros por hora. Para subir las cuestas es preciso disminuir la marcha, para lo cual se apoya el talón sobre el pedal interruptor y se oprime al mismo tiempo con la mano derecha la palanca de cambio de marcha, siendo indispensable que los dos movimientos se ejecuten simultáneamente. De este modo se puede reducir la velocidad a 15,8, 10,5 y 5,3 küómetros y disminuyendo así la rapidez del movimiento pueden vencerse pendientes de 8 y 10 centímetros por metro.
Para poner en movimiento el motor, se empieza por encender los mecheros,y ¿Los dos minutos,cuando los dedos de platino han llegado á la temperatura del rojo, se da con una mano dos ó tres vueltas al manubrio de atrás y con la otra se regula la espita de admisión del gas, con lo que la máquina echa al momento a andar.
Las explosiones del gas desarrollan en el interior de los cilindros un calor que no tardaría en dificultar
por completo el movimiento de los pistones, si la caja en que éstos van encerrados no se enfriara
continuamente. A fin de lograr este resultado, una bomba centrífuga movida por el mismo motor hace
circular alrededor de los cilindros una corriente de agua que pasa luego a los tubos del armazón de la
máquina. El coche lleva un freno de bastante potencia para pararlo casi instantáneamente, cualquiera
que sea la velocidad con que corra: la palanca correspondiente a este freno hace funcionar al propio tiempo un cono interruptor, de suerte que es imposible engalgar sin haber hecho antes el motor independiente de la transmisión del movimiento.
En cuanto el motor ha adquirido su velocidad puede emprenderse la marcha: el conductor coge con
la mano derecha el puño de la palanca del freno, que es al propio tiempo la palanca que establece é interrumpe la comunicación, le imprime un ligero movimiento hacia atrás y el coche echa á andar.
Es conveniente iniciar el movimiento con precaución marchando a pequeña velocidad para evitar un
choque violento en el momento de partir, pudiendo acelerarse la marcha inmediatamente después.
Para obtener la marcha atrás basta levantar con la mano derecha una empuñadura que atraviesa el asiento. A fin de dar una idea de lo que puede hacer el coche movido por petróleo que damos a conocer, bastará resumir la historia del viaje realizado recientemente por él desde Valentigny a Brest. El vehículo completamente dispuesto para la marcha pesa 530 kilogramos, y en el viaje a que nos referimos contenía 42 kilogramos de objetos diversos, útiles y equipajes, La provisión de gasolina (esencia de petróleo muy volátil) necesaria para recorrer 300 kilómetros es de 28 litros. Estimando la velocidad media efectiva, es decir, sin contar las paradas, en 15 kilómetros por hora, puede andarse, con la provisión indicada, durante 20 horas de marcha efectiva, y como la gasolina cuesta 50 céntimos de peseta el litro, resulta un gasto de 0,04 pesetas por kilómetro. La densidad de la gasolina empleada debe ser de 670 a 680 o 690. El coche que hemos ensayado en París e! día 21 de septiembre último que reproduce la fig. 1, es el mismo que sin avería importante hizo el viaje de Valentigny a Brets, ida y vuelta, en 139 horas de marcha efectiva; siendo el trayecto de 2.047 kilómetros, resulta que la velocidad media fué de 15 kilómetros por hora. Después de su regreso, el coche siguió funcionando perfectamente y hace poco ha sido vendido en París a un industrial alsaciano que lo utilizó para regresar a Mulhouse, habiendo efectuado el viaje con toda felicidad. Estas pruebas son suficientes para demostrar que el nuevo coche movido por el petróleo funciona bien y es realmente de utilidad práctica.

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